Semifinales

Se jugaron las semifinales de la World Cup y Milk Cup del Mundial PFE 2018.

Acá les dejamos un video del momento de los himnos (?) del partido Japón vs Uruguay.

Quedan todos invitados, el próximo jueves 25, a los partidos por el 3er puesto y finales. Los esperamos, ese día pueden venir con sus hijos y esposas!!

 

Semifinales (Por El Asesor Pirincho)

¡Qué noche, Teté! Clima de play-off en el PFE. Temperatura ideal. Equipos dispuestos para jugar con todo una instancia decisiva. Penales, dientes apretados, cuchillo entre los dientes, marca a presión, anotaciones agónicas.

El turno final ofrecía el choque entre la temible Croacia y la durísima Nigeria. Bora Milutinović dispuso a “Anaconda” Mora al arco, a Vicente, Antao y Perotti turnándose en la marca, Lucho10 en el medio y arriba Fran “de culata aguanto más que Candelmo” Sánchez. Con “Chiquito” Goñe cubriendo toda la valla y algo más, Nigeria salió por su parte con Ortiz y Diez tapando las salidas de sus todoterrenos Binner y Alberione, y Gio Gianelli en el banco, listo para desparramar su cuentagotas de lujos rubenpacescos a la primera orden de su entrenador.

Croacia arrancó presionando e incluso logró la ventaja temprana con un buen tanto de Perotti, pero poco a poco fue quedando enredada en la madeja defensiva de los africanos. Lucho “Emilio Disi” 10 y Fran “Dorys del Valle” Sánchez estaban en una de esas noches con más cortocircuitos que amor, mientras que Binner y Alberione surgían como Droopy por todos lados, con lo que los africanos comenzaron a inclinar la balanza: no extrañó así que invirtieran el score primero con una aparición fantasmal de Alberione y luego un gran zapatazo de Ortiz al rincón donde las arañas tejen su nido. No obstante, cuando parecía que a los balcánicos se les venía la noche, Antao empujó un balón en la línea para marcar el 2-2 que los puso de nuevo en partido.

En el complemento, sin embargo, la disciplina le ganó al nervio: Nigeria impuso su orden táctico y la tendencia se agudizó cuando salió por lesión el goleador Sánchez. Binner seguía a Lucho10 hasta la oficina y Alberione (de gran partido) pronto consiguió el tercer tanto. El match terminó de resolverse en un confuso episodio que este cronista no llegó a captar del todo, en el cual fue expulsado el capitán croata tras un entrevero con la tribuna norte. Los azules se vieron obligados a buscar el partido con un jugador menos y quedaron a merced del contraataque africano: a pocos minutos del final, un sereno Gianelli sentenció el match con una definición suave al segundo palo.

Los espectadores estaban empachados de fútbol: habían disfrutado antes un partido todavía más trabado entre las escuadras alemana y árabe. Joachim Löw había dispuesto a Ale Amenábar en la valla, una zaga con las torres gemelas Palma y Scognamiglio, Ortiz administrando la salida y el implacable duchador Della Santa arriba; en el banco, listos para entrar, Repetto y el doble 5 Maritato. Con Marcos Lascano atascado en el tráfico, los árabes salieron por su parte con su capitán en la meta, el mastín Pato Schmidt y “Cafú” Cybulka en defensa, Van der Heyden al medio y de punta la calidad de Amieiro; en el banco, con el cuchillo entre los dientes, el “correcaminos” Lanari y Cachi Grassi.

Todo hacía suponer un trámite ajustado y, por una vez en la vida, los pronósticos acertaron. Los primeros minutos fueron para los alemanes. Löw repitió los planteos del Vélez de Bianchi: un muro defensivo y pelotazo largo para que el “pela” Della Santa aguantara la pelota o la bajara buscando la entrada sorpresiva de Ortiz. Los árabes salieron a presionar, pero la táctica rival los obligaba a alargar demasiado el equipo y de a ratos las líneas se separaban demasiado: en consecuencia los germanos urdieron un par de buenas situaciones, desactivadas por el golero y una atenta defensa saudí. Los entrenadores comenzaron a mover los bancos. Como Arabia buscaba variantes con Grassi y Lanari, Löw sorprendió bajando a Della Santa y tirando a Leo Maritato de 9, pivoteando de espalda al mejor estilo “Chancha” Mazzoni. Con su equipo reculando porque Amenábar comenzaba a revolcarse para neutralizar los cada vez más peligrosos ataques saudíes, el 9 improvisado se las ingenió para complicar aunque “Cacho” Grassi estuvo impecable en la marca. Con la entrada de Repetto, más presión defensiva y alguna que otra llegada aislada concluyó el ajedrez táctico del primer tiempo, con un justo 0-0.

En el complemento el entrenador saudí mandó a la cancha al tardío Lascano por Schmidt y Lanari y Amieiro rotaron buscando mantener la presión ofensiva. Poco a poco los árabes encerraron a los alemanes cerca de su área, aunque sin encontrar huecos claros –y lo que generaban se topaba con un golero bien parado, que por momentos hacía recordar al sobrio Oliver Kahn y en otros, cuando emprendía excursiones lejos de la valla, al Neuer del último mundial. Hasta que llegó un córner a favor de los saudíes. El planeado pase atrás para el remate del defensor se transformó en un milimétrico pase riquelmeano que dejó a Della Santa absolutamente solo, con media cancha libre, y el goleador sacó de la galera una gran vaselina que se coló por encima del golero adelantado. El 1-0 provocó minutos electrizantes en los cuales se vio lo mejor de los árabes, que sin dejarse llevar por los nervios comenzaron a anticipar, a tocar y a hacer circular la pelota. Amenábar debió esforzarse al máximo y sus desbordados compañeros recularon para contener la marea que se les venía encima. Pero los saudíes presionaron una salida enmarañada entre el golero y la defensa germana, y el rebote quedó justo para que Lascano, que venía pitando como el 60 por Luis María Campos a las dos de la mañana, saque un bombazo digno de José Tiburcio Serrizuela que pegó en un palo, luego en el otro y finalmente se coló a la red tras provocar el infarto de todos los presentes.

El final no fue apto para cardíacos. Los envalentonados árabes buscaban la victoria y sin amilanarse los alemanes volvieron a encontrar espacio para contragolpear: en la primera chance Della Santa emuló al “Mencho” Medina Bello y colocó el balón en el techo de San Benito, pero luego comenzó a encontrarse con Ortiz y juntos forzaron las intervenciones del golero saudí. Del otro lado Amenábar seguía tapando lo que le tiraban y a la vez jugando con el corazón de su capitán cuando salía del área; pero a esa altura, con los gritos de las tribunas anunciando el final inminente, todos arriesgaban. Hasta que, faltando escasos minutos, The Flying Dutchman robó la milésima pelota en el medio y habilitó con precisión a Amieiro, que definió con clase a un palo. El ritmo se volvió todavía más frenético. Jugándose el todo por el todo pero a la vez conscientes del peligro ofensivo del rival, los alemanes fueron a buscar el empate y casi lo consiguieron, pero el bloque defensivo saudí no falló y cuando Claudio pitó el final la sensación era que el cotejo estaba para cualquiera.

Fue un memorable partidazo de play-off: parejo, caliente, trabado pero leal, en el que las defensas se impusieron sobre la ofensiva, cada uno mostró sus mejores armas y el resultado estuvo abierto hasta el último segundo. El epílogo mostró el mejor espíritu del PFE, con los equipos mezclados disfrutando unas cervezas durante Nigeria-Croacia y Tato repartiendo Coca-Cola mientras puntuaba como Polino la indumentaria de los players. Luego Schmidt logró descifrar la identidad secreta del asesor Pirincho y el plantel saudí se dirigió hacia la concentración en La Continental, en tanto llegaban de lejos los gritos de la definición por penales de Uruguay-Japón y la noticia de la sorprendente repuntada de Suiza, que clasificó para la final de la Suruga tras una gresca entre el compañero formoseño Andrés Álvarez y un coqueto delantero helvético con aire a George Michael.

Tal vez el capitán germano encuentre consuelo en que todos los goles del partido fueron marcados por ex jugadores del Olympique (¿la nueva Masía del PFE?). Pero la conclusión de una gran jornada fue que nadie se guardó nada y que los cuatro equipos semifinalistas mostraron en cancha por qué fueron los mejores del torneo en duelos ajustados, definidos por detalles y diferencias mínimas.

El PFE llega al final del camino. Se viene la final Nigeria-Arabia.