Cuartos de Final

Cuartos de final (Por El Asesor Pirincho)

 

Luego de tanta llovizna traidora con los players del PFE saliéndose de la vaina por continuar los play-offs, el jueves arrancó una vez más con una tormenta gris que hacía presagiar lo peor. Pero, gracias a una oportuna plegaria del Manosanta (Comisión: factura B), el clima se fue componiendo con el correr de las horas y “Rabieta” Pereira pudo dar la noticia esperada: habría cuartos de final.

 

Mientras se disponía a disfrutar los últimos lances del enfrentamiento entre la dura Nigeria del MVP Binner contra la Rusia de “Pedicure” Tremonti (partido leal y trabado que sólo al final se desniveló para los africanos), este cronista recibió un télex urgente de Riad. Las órdenes eran tajantes: no distraerse con los ruidosos festejos del cuco croata, que llegaban desde la cancha 3, y concentrarse en los cruces decisivos entre Alemania-Suecia y España-Arabia.

 

Con el suspendido Maritato desparramando elegancia por la platea, los alemanes salieron a la cancha con Ale Amenábar al arco, cerquita las torres Palma y Scognamiglio, al medio Ortiz y arriba el comisionado electo “Duchador” Della Santa. La Suecia del paisano Re los enfrentaba con su capitán en la valla, los dinámicos Germano, Desmaras y Sánchez en defensa y Rodríguez Feito arriba, de buen partido, alternando con Martín “dásela a Rico”. Quien esperaba una blitzkrieg germana estaba equivocado. Con sus recios defensores portándose como señoritos, los alemanes salieron a buscar el partido mientras los escandinavos optaban por una estrategia más precavida. Aunque los plateístas lo trataron de demente, este cronista jura haber visto, en un instante fugaz del primer tiempo, a los fantasmas de Américo Tesorieri, el Tano Roma y el Loco Gatti apoderarse del cuerpo de Emilio Re: la cosa es que el de Lincoln se transformó en la figura de la noche conteniendo varios mano a mano, disparos de media distancia y hasta un penal. Angela Merkel todavía se agarraba la cabeza en la oficina cuando el referí pitó el final de un primer tiempo parejo, cerrado con un gran gol de goleador de Rico, que lamentablemente debió abandonar el campo de juego por lesión.

 

En el complemento los suecos ganaban confianza en su planteo mientras los germanos no podían creer lo difícil que resultaba el trámite. Con la sabiduría de Monticelli en cancha, adelantaron las líneas pero los suecos aguantaron bien los embates e incluso embocaron dos bombas de media distancia para lograr el 4-2 faltando pocos minutos. Sólo entonces aparecieron algunos errores defensivos que despertaron la lucidez ofensiva de Alemania, que logró marcar rápidamente dos goles decisivos que llevaron el match a la lotería de los penales. ARA y Re se lucieron, algunos players erraron y otros se convirtieron en héroes, pero honrando la historia los germanos fueron los que menos fallaron. Suecia dio todo e hizo un gran papel todo el año. Más candidato que nunca, Alemania disfrutó el desenlace y se dispuso a esperar rival para las semifinales.

 

El último turno ofrecía el esperado choque entre la Furia ibérica y Arabia Saudita. El Bigotón del Bosque –compañero de preescolar del capitán español allá por 1901– reveló su libreto sin muchas vueltas: al arco la venerable “Araña” Muras, una zaga confiable con Sebas Villar y el debutante Etchegaray, y arriba Sartorio y la sorprendente estrella Landi. Por parte de los árabes, los jeques dispusieron a su capitán en la valla, una defensa bien plantada con Marcos Lascano y Pato Schmidt, un Van der Heyden que se quejaba del frío y Pancho Amieiro de punta. En la banca, con el cuchillo entre los dientes, aguardaban Lanari, Grassi y Diego Cybulka, trotando en jeans.

 

Apenas comenzada la primera etapa, una desinteligencia en la zaga roja permitió a Van der Heyden abrir el score. Pero la Furia aprovechó jugadas aisladas para marcar dos veces dando vuelta el marcador. Arabia no se amilanó: comenzó a tocar, presionando arriba, y Amieiro empató las acciones con una certera definición. Ahí fue cuando “Cacho” Grassi, que acababa de entrar en cancha, decidió patear el tablero: desde su puesto original de back derecho hizo la valija, salió de viaje por la izquierda, recibió el balón en posición de 11 y ante la salida del golero ibérico peleó el rebote a lo Mario Kempes: el gol daba vuelta el marcador una vez más. Al poco tiempo, mientras los españoles se preguntaban qué coños había pasado, el “correcaminos” Lanari conseguía el cuarto luego de un jugadón de Van der Heyden.

 

El árbitro pitó el descanso. Tras un entretiempo con mucha charla, alguna recriminación y hasta algún que otro grito, los players se alentaban mientras los entrenadores hacían los últimos retoques. Con Cybulka entrando en Arabia y “La Flecha” Soler en España, la Furia se vio obligada a salir para buscar el empate, pero los árabes no se replegaron y no resignaron su fútbol. El resultado fue un complemento en el que se evaporó el ajedrez táctico de la primera parte y comenzó otro partido: un partido de básquet infartante, de área a área, en el cual cada ataque era medio gol. Entre otras cosas se vieron experimentados revolcones de Muras, un par de definiciones de calidad de Amieiro, la infaltable cuota goleadora de Sebas Villar, un exquisito tanto de taco de Van der Heyden, otro lujoso gol de Landi a pura pisadita que dejó a todo el mundo parado, un penal atajado por el golero saudí y una arremetida al gol de Soler digna del mejor Gary Lineker. Pero, más allá de los goles, los espectadores comenzaban a vislumbrar dos cosas: primero, que la rotación favorecía a los saudíes, que respondían cada esforzado gol español con uno o dos propios; segundo, que anoche nadie iba a parar a Van der Heyden, que lucía inspirado, aparecía por todos lados y terminó dando un auténtico festival futbolístico. Cuando el estricto Claudio pitó el final de la catarata de goles, los planilleros no podían creer lo que veían: Arabia 14-España 7.

 

Para España queda el consuelo de haber hecho un gran torneo, que hasta pudo haber sido mejor de no haber sido por el mal de las ausencias. Para Arabia el desafío de una durísima semifinal contra Alemania. Mientras llegaban las noticias de los triunfos de Uruguay, Japón, Suiza y Portugal en la Suruga, este cronista se topó con la triste realidad de que en la parrilla no quedaba ni pan seco. La noche se cerraba y los festejos saudíes debieron replegarse hacia La Continental. Quedan dispuestas en el fixture las semifinales del PFE: Croacia, Alemania, Nigeria y Arabia van por la gloria.


Cronica Argentina – Japón

La desilusión de las toperolas (Por Manchada con Tinta)

Argentina y Japón disputaron ayer una de las llaves de cuartos de final de la M. Cup (¿Maradona, Messi, Muro o Milk?) luego de algunas postergaciones de días y confusiones horarias. La expectativa estaba puesta en la vuelta de un grande. Se esperaba que nuestro queridísimo Richard Muro ilustrara nuevamente el célebre álbum de figuritas del PFE con su famosa imagen de “Richard en toperolas” (Trending Topic en twitter  #accidentesdetransitorichardentoperolassuletradodeconfianza e Instagram #unafotoconelcrack). En la previa se disputaba el match entre las selecciones de Croacia y Bélgica. Los croatas se llevaron el triunfo en un partido reñido y dejaron la arena caliente por varios encontronazos y demás fricciones típicas de estos encuentros eliminatorios.

A las 21.15 los jugadores saltaron al terreno de juego. Argentina con cinco jugadores justitos y Japón con siete integrantes (faltó únicamente el comitente y conferencista Blanc, reemplazante de Tinelli Pereira en las altas esferas de la política del PFE). Los albicelestes venían diezmados por haber perdido dos grandes estrellas en la derrota contra España (Alexis, primera azul en el torneo) y Marcelito Romero quien no pudo contener su ira cuando un gallego le escupió el asado.

El partido fue malo.

Argentina se defendió y le dejó la tarea a Dani Redrado de meter una contra y sorprender a Mozzarella Morasutti. Entonces los ponjas, faltos de creatividad, aburrieron a toda la concurrencia. Mire como habrá sido de aburrido que ni Marcelito Tellone soltó ni una sola de sus carcajadas barriales (según un experto que pudo aportar datos a este corresponsal, su risa tiene un alcance de 10 km 2, en condiciones climáticas normales).

Monótono.

Todo se destrabó en una jugada de dudoso fair play. Tiro libre para los nipones. Los argentos dejan distancia y permiten una jugada rápida que termina en la red. 1-0.

Mal jugado.

En ese letal aburrimiento y ya en el segundo tiempo sobrevino el segundo gol argentino.

Pésimo encuentro.

Casi sobre el final en una corrida cambiaria de Redrado la Argentina pudo descontar y ponerse a tiro. Es más, a partir de ese momento le diría que el partido pasó de ser muy aburrido a bastante aburrido porque parecía que el empate estaba al caer.

Feo.

Así terminó sin que nada más sucediera.

Resultado final Japón 2 – Argentina 1.

Los pocos asistentes del encuentro presentaron una nota de queja ante la Comisión. Indicaron dos motivos: El dolor de ojos que les causó el encuentro y especialmente la ausencia de la mística de Richard y sus toperolas.

En una tiránica reacción la Comisión retiró todas las bondiolas de la parrilla.

Una jornada para olvidar.

Pd. Dicen que dicen que Amenabar atajó dos penales y convirtió el suyo para que Alemania llegara a la semifinal: ¿Será el momento de los carteles electrónicos?