Autor: Gonzalo Pereira

La Final – Minuto a minuto

Los invitamos a revivir la final del Mundial PFE 2018 minuto a minuto, con relatos, imágenes y videos de las jugadas más importantes de los 50′ del partido entre A. Saudita y Nigeria.

Comentaristas oficiales de la Final del Mundial PFE 2018: Weis / Botta / Lavenia

Videos de los goles: Federico Berken

 

SALIDA DE LOS EQUIPOS A LA CANCHA

 

PRIMER TIEMPO:

    • 0′: Gio apostó $1000 en la ruleta.
    • 1′: Gio la baja de panza, a las nubes.
    • 4′: Primera llegada de A. Saudita, Amieiro cerca.
    • 5′: Gio, tiro que se va cerca.
    • 7′: Un bodrio. No pasa nada, la gente se duerme.
    • 8′: Pared Alberione-Gio, GOOOL de Alberione. Nigeria 1-0.
    • 9′: Tremenda tapada de Goñe a un tiro libre del holandes.
    • 10′: Goñe sale para el carajo a tapar un centro, zafó Nigeria del empate.
    • 12′: GOOOL olímpico de Alberione. Nigeria 2-0.
    • 13′: Tapa Goñe, del corner viene el descuento, cabezazo del holandes, ante la floja marca de Gio. GOOOL. Nigeria 2-1.
    • 13′: Caño de Gio, pelota al corner. Gio tiró 3 dedos…
    • 14′: Del corner, GOOL de Alberione. Nigeria 3-1. Hay más gente en la parrilla comiendo choris gratis, que viendo el partido.
    • 15′: Tapada mano a mano de Goñe.
    • 16′: Alberione está intratable. Zapatazo de afuera que saca Villar.
    • 18′: El arbitro Claudio se duerme.
    • 19′: Tiro al ángulo de Cybulka.
    • 20′: Jugada de VAR. No se cobro un aparente penal para Nigeria.
    • 22′: Golazo!! Tiro al ángulo de Binner. GOOOL. Nigeria 4-1
  • 23′: Besos en la tribuna entre Madrid y Diaz. Hay amor!
  • FIN DEL PRIMER TIEMPO. Alberione y Goñe figuras de los primeros 25′.

 

SEGUNDO TIEMPO:

    • 0′: Arranca el segundo tiempo. La tribuna sigue dormida. Hay más gente en cancha 3.
    • 2′: Zapatazo al travesaño de Binner. Pica en la línea y sale. Zafa Arabia.
    • 3′: Golazo a Amieiro. Descuenta Arabia. GOOOL. Nigeria 4-2.

La Final – Crónica del Asesor Pirincho

La final (Por El Asesor Pirincho)

 

La anunciada amenaza de la lluvia jamás llegó. En la fría noche del jueves, una muchedumbre multicolor colmó las canchas para asistir a la jornada final del PFE. Mientras los miembros de la comisión se multiplicaban como conejos para jugar, planillar o atender la parrilla, los más chicos emulaban a sus padres tirando pelotas al hospital militar y los espectadores devoraban choris en las tribunas, disfrutando los cotejos preliminares por el tercer puesto de la Suruga (Uruguay venció al Portugal de un legendario Chalá que anuncia un retiro improbable) y la World Cup (Alemania venció a una Croacia con bajas). Al mismo tiempo, la previa en la cancha 1 ofrecía la final de la Milk Cup entre la Suiza de Coqui Cattelani –quien pretextando una reunión de trabajo ordenaba el equipo desde Aruba por handy con su ayudante “Inodoro” Re– y el Japón del presidente Blanc, en un partido trabado que sólo se definió al final por la mayor solidez de los nipones y los goles de un endiablado Petronio.

 

A la hora señalada, por fin, llegó la comisión a la cancha. Luego de que Gendarmería tardara un buen rato en expulsar del predio a Zogbi, Muro, Duberti y el resto del elenco japonés, que daba más vueltas olímpicas que Carlos Bianchi, la terna arbitral (eran dos pero por lo ancho de uno y lo alto del otro podemos contar tres) convocó a las alineaciones de Nigeria y Arabia para la esperada final de la World Cup 2018.

 

Los opinólogos vaticinaban un match de resultado incierto entre una Arabia que ataca siempre y una Nigeria que domina a la perfección el arte de achicar espacios y salir rápidamente de contra. El entrenador africano dio a conocer el libreto: el gran Leo Goñe en la valla, Ortiz, Diez y el MVP Binner apretaditos atrás, y adelante Alberione, el incansable talibán cordobés. Con Serra lesionado y González García bajo estudio, aguardaba en el banco un afilado Gianelli. Por su parte, los árabes resolvieron buscar el resultado desde el minuto uno y presentaron una alineación sin sorpresas: el capitán al arco, Schmidt y Lascano en la zaga, Van der Heyden al medio y arriba Amieiro; en el banco, motivándose con las canciones “con eco” de Cachi Grassi, aguardaban el glamoroso cantautor, el joven Lanari y los jeans de Cybulka, prestos para la rotación.

 

Los árbitros dieron el pitazo inicial. Por los nervios de la final, o vaya uno a saber por qué, se percibió de inmediato que no parecía ser la noche de los árabes y que, con la experimentada base del PSG campeón, Nigeria sería un rival complicadísimo. En efecto, por primera vez en el año, justo en la final, los saudíes se vieron superados claramente en cada sector de la cancha. En pocos minutos toda la solidez defensiva que habían exhibido en la semifinal contra Alemania se desmoronó como un castillo de papel –y por momentos, de hecho, hasta podría decirse que los africanos les dieron un baile: Goñe se acostaba para tapar todo como un placard de melamina naranja; los implacables defensores no dejaban darse vuelta a los delanteros rivales; un excelente Binner, ordenado y tiempista, desmentía los rumores de lesión y anulaba a Van der Heyden, y Alberione parecía poseído por el espíritu de Rivaldo. Para colmo, apenas entró a la cancha un iluminado Gianelli manufacturó el primer tanto con un gran desborde a lo Turco García, seguido de un quirúrgico centro atrás que Alberione empujó al gol. Arabia era la imagen del desconcierto: no salía nada bien, el equipo se alargaba o se partía, Amieiro se tropezaba solo, Van der Heyden no podía armar media jugada, Schmidt perdía con Alberione, Lascano con Gio y para colmo el golero saudí se sumó al desbande general haciéndose un gol insólito con un buscapié en un córner. Antes de que los saudíes pudieran reaccionar, Alberione volvió a marcar definiendo tres veces solo ante la llamativa pasividad de la defensa. Buscando contener el desastre, el técnico saudí apuró entonces la rotación mandando a cancha a Grassi, Cybulka y Lanari, y el equipo mejoró un poco con un fierrazo de Cybulka que dejó el ángulo temblando y un solitario descuento de cabeza de Van der Heyden. Pero, con un Goñe sólido, una defensa férrea y un ataque eficaz, el orden nigeriano estaba intacto: Binner marcó el cuarto con un gran tiro libre al ángulo y hasta pudo aumentar la ventaja con alguna llegada más.

 

Cuando el árbitro pitó el final de la primera etapa, las caras de la hinchada saudí lo decían todo.

 

Los nigerianos fueron al descanso del entretiempo satisfechos con su contundente actuación: habían hecho el partido ideal. Para los saudíes, en cambio, el panorama era más negro que Nwankwo Kanú: un 1-4 contra una Nigeria especialista en abroquelarse atrás parecía irreversible. Entonces se dieron dos hechos cruciales. Mientras se comprometían a matar o morir, porque peor que en el primer tiempo no podrían volver a jugar nunca, el hijo del capitán saudí se acercó al banco y sentenció: “Pa: ¡me dijiste que Arabia era un buen equipo y son chotísimos!”. Por si fuera poco, llegó al mismo tiempo la previsible comunicación de Riad, con los jeques preguntando qué estaba pasando. Transpirando más que Wilmar Barrios solito en el mediocampo xeneize, el entrenador respondió que el fútbol no es una ciencia exacta y que a veces pasan estas cosas. Luego insinuó que hay que tener paciencia con un equipo que había brindado grandes festivales futbolísticos y logrado un récord histórico de puntos. Los jeques contestaron que todo eso estaba muy bien, y que ellos comprendían: pero que hicieran algo pronto, o el viernes terminaban todos en pedacitos como el pobre Jamal Khashoggi.

 

Con semejante caricia moral Arabia salió a la cancha a enfrentar su destino. La consigna era clara: a la carga Barracas. Los nigerianos se dispusieron en orden. El juez pitó el inicio del complemento y los saudíes comenzaron a jugar tan bien como mal lo habían hecho en el primer tiempo. Ni siquiera la rápida lesión del “correcaminos” Lanari impidió la tormenta de arena que llegaba desde Arabia. Con Schmidt, Lascano, Cybulka y Grassi turnándose para defender mano a mano en mitad de cancha y Amieiro y Van der Heyden presionando la salida nigeriana desde el área, comenzaron a llevarse por delante a su rival. Todos salían jugando desde abajo, aparecieron las sociedades, se aprovechó el ancho de la cancha y surgió el toque en velocidad.

 

El entrenador saudí comenzó a meter cambio tras cambio buscando fundir a los nigerianos en una carrera de presión. El orden nigeriano comenzó a agrietarse. Los fatigados Binner y Alberione se vieron obligados a retroceder junto a sus defensores y los contragolpes nigerianos se hicieron cada vez más esporádicos. Los zagueros saudíes anticipaban en mitad de cancha y pasaban al ataque, The Flying Dutchman comenzó a aparecer en toda su dimensión y una vez que se soltó nunca más nadie pudo volver a detenerlo. A poco de comenzar el segundo tiempo, dejó parado como una estaca a su marcador y habilitó certeramente a Amieiro, que desempolvó al manual del delantero para definir con categoría a un palo. Con el 4-2 tambaleaba la fortaleza nigeriana y los saudíes creyeron definitivamente que la hazaña era posible. El capitán saudí exigía un esfuerzo más a sus players hasta quedar afónico y, en cinco minutos vertiginosos, éstos respondieron enhebrando una ráfaga de goles que dio vuelta el partido. Primero Ortiz bajó a Amieiro en la puerta del área y en el tiro libre Van der Heyden clavó un bombazo en un palo. Luego los saudíes salieron jugando con tantos toques que hasta se sumó involuntariamente Claudio, que armó una pared involuntaria con un Holandés que aprovechó para incendiar la banda derecha a velocidad warp y tocar por encima de la salida de Goñe. Y, a los pocos segundos, Marcos “tres finales tres” Lascano se proyectó por la izquierda y ante la marca de Binner colocó el balón en el palo más lejano del guardavallas al mejor estilo del Palomo Usuriaga. Ahora los que no podían creerlo eran los nigerianos, a quienes los ocho pulmones de Binner y Alberione no les alcanzaban para tapar los agujeros. Y todavía faltaba, porque fiel a su estilo Arabia fue por más: Van der Heyden y Amieiro superaban a los marcadores para quedar mano a mano y definir con precisión demoledora, provocando auténticos descalabros en el área rival que terminaron con un nuevo gol en contra. El solitario descuento de Ortiz, aprovechando la desatención saudí por una discusión con el árbitro, no logró detener el torbellino árabe: Van der Heyden volvió a someter a Goñe y en el final Cachi Grassi, el jugador franquicia, se sintió Jordi Alba (luego de una docena de medialunas), escaló la banda izquierda y, mano a mano con el temible Goñe, no se apuró: amagó y amagó hasta que coló el balón a la red para sentenciar el 10-5 definitivo.

 

Cuando el árbitro pitó el final, estallaron los festejos. El segundo tiempo de Arabia había sido prácticamente perfecto. La euforia estaba justificada: no todos los días se puede remontar una diferencia de tres goles ante semejante rival luego del brillante primer tiempo que había hecho, con grandes jugadores y un plantel caballeroso y leal pero ordenado, metedor y que sabe muy bien a qué juega. Los sicarios de los jeques guardaron las cimitarras: nadie le cortaría nada a nadie. La final coronó lo que este cronista juzga como un merecido campeonato de Arabia: el equipo más goleador, el menos goleado, el que siempre jugó a ganar ante cualquier rival y en cualquier circunstancia. Y, por sobre todas las cosas, terminó de forjar un gran grupo. En la noche que languidecía, el epílogo volvió a mostrar lo mejor del PFE: el saludo respetuoso con los rivales de hoy y los compañeros de ayer o de mañana, el trabajo generoso de la comisión, la vuelta olímpica en familia, el avioncito (en algunos casos cazas y en otros –los campeones ameritan un manto de piadoso anonimato– Hércules en caída libre), Fede “Vhits” repartiendo choris y la presencia de ex campeones de Arsenal, de Inglaterra y de otros tantos equipos gloriosos.

 

El festejo siguió en Falucho. Cuando llegó la cuenta, era más larga que subir la barranca de Maure a las 7 am. Pero ya nada importaba. Llegó el final del camino. Arabia campeón del PFE 2018.

Semifinales

Se jugaron las semifinales de la World Cup y Milk Cup del Mundial PFE 2018.

Acá les dejamos un video del momento de los himnos (?) del partido Japón vs Uruguay.

Quedan todos invitados, el próximo jueves 25, a los partidos por el 3er puesto y finales. Los esperamos, ese día pueden venir con sus hijos y esposas!!

 

Semifinales (Por El Asesor Pirincho)

¡Qué noche, Teté! Clima de play-off en el PFE. Temperatura ideal. Equipos dispuestos para jugar con todo una instancia decisiva. Penales, dientes apretados, cuchillo entre los dientes, marca a presión, anotaciones agónicas.

El turno final ofrecía el choque entre la temible Croacia y la durísima Nigeria. Bora Milutinović dispuso a “Anaconda” Mora al arco, a Vicente, Antao y Perotti turnándose en la marca, Lucho10 en el medio y arriba Fran “de culata aguanto más que Candelmo” Sánchez. Con “Chiquito” Goñe cubriendo toda la valla y algo más, Nigeria salió por su parte con Ortiz y Diez tapando las salidas de sus todoterrenos Binner y Alberione, y Gio Gianelli en el banco, listo para desparramar su cuentagotas de lujos rubenpacescos a la primera orden de su entrenador.

Croacia arrancó presionando e incluso logró la ventaja temprana con un buen tanto de Perotti, pero poco a poco fue quedando enredada en la madeja defensiva de los africanos. Lucho “Emilio Disi” 10 y Fran “Dorys del Valle” Sánchez estaban en una de esas noches con más cortocircuitos que amor, mientras que Binner y Alberione surgían como Droopy por todos lados, con lo que los africanos comenzaron a inclinar la balanza: no extrañó así que invirtieran el score primero con una aparición fantasmal de Alberione y luego un gran zapatazo de Ortiz al rincón donde las arañas tejen su nido. No obstante, cuando parecía que a los balcánicos se les venía la noche, Antao empujó un balón en la línea para marcar el 2-2 que los puso de nuevo en partido.

En el complemento, sin embargo, la disciplina le ganó al nervio: Nigeria impuso su orden táctico y la tendencia se agudizó cuando salió por lesión el goleador Sánchez. Binner seguía a Lucho10 hasta la oficina y Alberione (de gran partido) pronto consiguió el tercer tanto. El match terminó de resolverse en un confuso episodio que este cronista no llegó a captar del todo, en el cual fue expulsado el capitán croata tras un entrevero con la tribuna norte. Los azules se vieron obligados a buscar el partido con un jugador menos y quedaron a merced del contraataque africano: a pocos minutos del final, un sereno Gianelli sentenció el match con una definición suave al segundo palo.

Los espectadores estaban empachados de fútbol: habían disfrutado antes un partido todavía más trabado entre las escuadras alemana y árabe. Joachim Löw había dispuesto a Ale Amenábar en la valla, una zaga con las torres gemelas Palma y Scognamiglio, Ortiz administrando la salida y el implacable duchador Della Santa arriba; en el banco, listos para entrar, Repetto y el doble 5 Maritato. Con Marcos Lascano atascado en el tráfico, los árabes salieron por su parte con su capitán en la meta, el mastín Pato Schmidt y “Cafú” Cybulka en defensa, Van der Heyden al medio y de punta la calidad de Amieiro; en el banco, con el cuchillo entre los dientes, el “correcaminos” Lanari y Cachi Grassi.

Todo hacía suponer un trámite ajustado y, por una vez en la vida, los pronósticos acertaron. Los primeros minutos fueron para los alemanes. Löw repitió los planteos del Vélez de Bianchi: un muro defensivo y pelotazo largo para que el “pela” Della Santa aguantara la pelota o la bajara buscando la entrada sorpresiva de Ortiz. Los árabes salieron a presionar, pero la táctica rival los obligaba a alargar demasiado el equipo y de a ratos las líneas se separaban demasiado: en consecuencia los germanos urdieron un par de buenas situaciones, desactivadas por el golero y una atenta defensa saudí. Los entrenadores comenzaron a mover los bancos. Como Arabia buscaba variantes con Grassi y Lanari, Löw sorprendió bajando a Della Santa y tirando a Leo Maritato de 9, pivoteando de espalda al mejor estilo “Chancha” Mazzoni. Con su equipo reculando porque Amenábar comenzaba a revolcarse para neutralizar los cada vez más peligrosos ataques saudíes, el 9 improvisado se las ingenió para complicar aunque “Cacho” Grassi estuvo impecable en la marca. Con la entrada de Repetto, más presión defensiva y alguna que otra llegada aislada concluyó el ajedrez táctico del primer tiempo, con un justo 0-0.

En el complemento el entrenador saudí mandó a la cancha al tardío Lascano por Schmidt y Lanari y Amieiro rotaron buscando mantener la presión ofensiva. Poco a poco los árabes encerraron a los alemanes cerca de su área, aunque sin encontrar huecos claros –y lo que generaban se topaba con un golero bien parado, que por momentos hacía recordar al sobrio Oliver Kahn y en otros, cuando emprendía excursiones lejos de la valla, al Neuer del último mundial. Hasta que llegó un córner a favor de los saudíes. El planeado pase atrás para el remate del defensor se transformó en un milimétrico pase riquelmeano que dejó a Della Santa absolutamente solo, con media cancha libre, y el goleador sacó de la galera una gran vaselina que se coló por encima del golero adelantado. El 1-0 provocó minutos electrizantes en los cuales se vio lo mejor de los árabes, que sin dejarse llevar por los nervios comenzaron a anticipar, a tocar y a hacer circular la pelota. Amenábar debió esforzarse al máximo y sus desbordados compañeros recularon para contener la marea que se les venía encima. Pero los saudíes presionaron una salida enmarañada entre el golero y la defensa germana, y el rebote quedó justo para que Lascano, que venía pitando como el 60 por Luis María Campos a las dos de la mañana, saque un bombazo digno de José Tiburcio Serrizuela que pegó en un palo, luego en el otro y finalmente se coló a la red tras provocar el infarto de todos los presentes.

El final no fue apto para cardíacos. Los envalentonados árabes buscaban la victoria y sin amilanarse los alemanes volvieron a encontrar espacio para contragolpear: en la primera chance Della Santa emuló al “Mencho” Medina Bello y colocó el balón en el techo de San Benito, pero luego comenzó a encontrarse con Ortiz y juntos forzaron las intervenciones del golero saudí. Del otro lado Amenábar seguía tapando lo que le tiraban y a la vez jugando con el corazón de su capitán cuando salía del área; pero a esa altura, con los gritos de las tribunas anunciando el final inminente, todos arriesgaban. Hasta que, faltando escasos minutos, The Flying Dutchman robó la milésima pelota en el medio y habilitó con precisión a Amieiro, que definió con clase a un palo. El ritmo se volvió todavía más frenético. Jugándose el todo por el todo pero a la vez conscientes del peligro ofensivo del rival, los alemanes fueron a buscar el empate y casi lo consiguieron, pero el bloque defensivo saudí no falló y cuando Claudio pitó el final la sensación era que el cotejo estaba para cualquiera.

Fue un memorable partidazo de play-off: parejo, caliente, trabado pero leal, en el que las defensas se impusieron sobre la ofensiva, cada uno mostró sus mejores armas y el resultado estuvo abierto hasta el último segundo. El epílogo mostró el mejor espíritu del PFE, con los equipos mezclados disfrutando unas cervezas durante Nigeria-Croacia y Tato repartiendo Coca-Cola mientras puntuaba como Polino la indumentaria de los players. Luego Schmidt logró descifrar la identidad secreta del asesor Pirincho y el plantel saudí se dirigió hacia la concentración en La Continental, en tanto llegaban de lejos los gritos de la definición por penales de Uruguay-Japón y la noticia de la sorprendente repuntada de Suiza, que clasificó para la final de la Suruga tras una gresca entre el compañero formoseño Andrés Álvarez y un coqueto delantero helvético con aire a George Michael.

Tal vez el capitán germano encuentre consuelo en que todos los goles del partido fueron marcados por ex jugadores del Olympique (¿la nueva Masía del PFE?). Pero la conclusión de una gran jornada fue que nadie se guardó nada y que los cuatro equipos semifinalistas mostraron en cancha por qué fueron los mejores del torneo en duelos ajustados, definidos por detalles y diferencias mínimas.

El PFE llega al final del camino. Se viene la final Nigeria-Arabia.

Cuartos de Final

Cuartos de final (Por El Asesor Pirincho)

 

Luego de tanta llovizna traidora con los players del PFE saliéndose de la vaina por continuar los play-offs, el jueves arrancó una vez más con una tormenta gris que hacía presagiar lo peor. Pero, gracias a una oportuna plegaria del Manosanta (Comisión: factura B), el clima se fue componiendo con el correr de las horas y “Rabieta” Pereira pudo dar la noticia esperada: habría cuartos de final.

 

Mientras se disponía a disfrutar los últimos lances del enfrentamiento entre la dura Nigeria del MVP Binner contra la Rusia de “Pedicure” Tremonti (partido leal y trabado que sólo al final se desniveló para los africanos), este cronista recibió un télex urgente de Riad. Las órdenes eran tajantes: no distraerse con los ruidosos festejos del cuco croata, que llegaban desde la cancha 3, y concentrarse en los cruces decisivos entre Alemania-Suecia y España-Arabia.

 

Con el suspendido Maritato desparramando elegancia por la platea, los alemanes salieron a la cancha con Ale Amenábar al arco, cerquita las torres Palma y Scognamiglio, al medio Ortiz y arriba el comisionado electo “Duchador” Della Santa. La Suecia del paisano Re los enfrentaba con su capitán en la valla, los dinámicos Germano, Desmaras y Sánchez en defensa y Rodríguez Feito arriba, de buen partido, alternando con Martín “dásela a Rico”. Quien esperaba una blitzkrieg germana estaba equivocado. Con sus recios defensores portándose como señoritos, los alemanes salieron a buscar el partido mientras los escandinavos optaban por una estrategia más precavida. Aunque los plateístas lo trataron de demente, este cronista jura haber visto, en un instante fugaz del primer tiempo, a los fantasmas de Américo Tesorieri, el Tano Roma y el Loco Gatti apoderarse del cuerpo de Emilio Re: la cosa es que el de Lincoln se transformó en la figura de la noche conteniendo varios mano a mano, disparos de media distancia y hasta un penal. Angela Merkel todavía se agarraba la cabeza en la oficina cuando el referí pitó el final de un primer tiempo parejo, cerrado con un gran gol de goleador de Rico, que lamentablemente debió abandonar el campo de juego por lesión.

 

En el complemento los suecos ganaban confianza en su planteo mientras los germanos no podían creer lo difícil que resultaba el trámite. Con la sabiduría de Monticelli en cancha, adelantaron las líneas pero los suecos aguantaron bien los embates e incluso embocaron dos bombas de media distancia para lograr el 4-2 faltando pocos minutos. Sólo entonces aparecieron algunos errores defensivos que despertaron la lucidez ofensiva de Alemania, que logró marcar rápidamente dos goles decisivos que llevaron el match a la lotería de los penales. ARA y Re se lucieron, algunos players erraron y otros se convirtieron en héroes, pero honrando la historia los germanos fueron los que menos fallaron. Suecia dio todo e hizo un gran papel todo el año. Más candidato que nunca, Alemania disfrutó el desenlace y se dispuso a esperar rival para las semifinales.

 

El último turno ofrecía el esperado choque entre la Furia ibérica y Arabia Saudita. El Bigotón del Bosque –compañero de preescolar del capitán español allá por 1901– reveló su libreto sin muchas vueltas: al arco la venerable “Araña” Muras, una zaga confiable con Sebas Villar y el debutante Etchegaray, y arriba Sartorio y la sorprendente estrella Landi. Por parte de los árabes, los jeques dispusieron a su capitán en la valla, una defensa bien plantada con Marcos Lascano y Pato Schmidt, un Van der Heyden que se quejaba del frío y Pancho Amieiro de punta. En la banca, con el cuchillo entre los dientes, aguardaban Lanari, Grassi y Diego Cybulka, trotando en jeans.

 

Apenas comenzada la primera etapa, una desinteligencia en la zaga roja permitió a Van der Heyden abrir el score. Pero la Furia aprovechó jugadas aisladas para marcar dos veces dando vuelta el marcador. Arabia no se amilanó: comenzó a tocar, presionando arriba, y Amieiro empató las acciones con una certera definición. Ahí fue cuando “Cacho” Grassi, que acababa de entrar en cancha, decidió patear el tablero: desde su puesto original de back derecho hizo la valija, salió de viaje por la izquierda, recibió el balón en posición de 11 y ante la salida del golero ibérico peleó el rebote a lo Mario Kempes: el gol daba vuelta el marcador una vez más. Al poco tiempo, mientras los españoles se preguntaban qué coños había pasado, el “correcaminos” Lanari conseguía el cuarto luego de un jugadón de Van der Heyden.

 

El árbitro pitó el descanso. Tras un entretiempo con mucha charla, alguna recriminación y hasta algún que otro grito, los players se alentaban mientras los entrenadores hacían los últimos retoques. Con Cybulka entrando en Arabia y “La Flecha” Soler en España, la Furia se vio obligada a salir para buscar el empate, pero los árabes no se replegaron y no resignaron su fútbol. El resultado fue un complemento en el que se evaporó el ajedrez táctico de la primera parte y comenzó otro partido: un partido de básquet infartante, de área a área, en el cual cada ataque era medio gol. Entre otras cosas se vieron experimentados revolcones de Muras, un par de definiciones de calidad de Amieiro, la infaltable cuota goleadora de Sebas Villar, un exquisito tanto de taco de Van der Heyden, otro lujoso gol de Landi a pura pisadita que dejó a todo el mundo parado, un penal atajado por el golero saudí y una arremetida al gol de Soler digna del mejor Gary Lineker. Pero, más allá de los goles, los espectadores comenzaban a vislumbrar dos cosas: primero, que la rotación favorecía a los saudíes, que respondían cada esforzado gol español con uno o dos propios; segundo, que anoche nadie iba a parar a Van der Heyden, que lucía inspirado, aparecía por todos lados y terminó dando un auténtico festival futbolístico. Cuando el estricto Claudio pitó el final de la catarata de goles, los planilleros no podían creer lo que veían: Arabia 14-España 7.

 

Para España queda el consuelo de haber hecho un gran torneo, que hasta pudo haber sido mejor de no haber sido por el mal de las ausencias. Para Arabia el desafío de una durísima semifinal contra Alemania. Mientras llegaban las noticias de los triunfos de Uruguay, Japón, Suiza y Portugal en la Suruga, este cronista se topó con la triste realidad de que en la parrilla no quedaba ni pan seco. La noche se cerraba y los festejos saudíes debieron replegarse hacia La Continental. Quedan dispuestas en el fixture las semifinales del PFE: Croacia, Alemania, Nigeria y Arabia van por la gloria.


Cronica Argentina – Japón

La desilusión de las toperolas (Por Manchada con Tinta)

Argentina y Japón disputaron ayer una de las llaves de cuartos de final de la M. Cup (¿Maradona, Messi, Muro o Milk?) luego de algunas postergaciones de días y confusiones horarias. La expectativa estaba puesta en la vuelta de un grande. Se esperaba que nuestro queridísimo Richard Muro ilustrara nuevamente el célebre álbum de figuritas del PFE con su famosa imagen de “Richard en toperolas” (Trending Topic en twitter  #accidentesdetransitorichardentoperolassuletradodeconfianza e Instagram #unafotoconelcrack). En la previa se disputaba el match entre las selecciones de Croacia y Bélgica. Los croatas se llevaron el triunfo en un partido reñido y dejaron la arena caliente por varios encontronazos y demás fricciones típicas de estos encuentros eliminatorios.

A las 21.15 los jugadores saltaron al terreno de juego. Argentina con cinco jugadores justitos y Japón con siete integrantes (faltó únicamente el comitente y conferencista Blanc, reemplazante de Tinelli Pereira en las altas esferas de la política del PFE). Los albicelestes venían diezmados por haber perdido dos grandes estrellas en la derrota contra España (Alexis, primera azul en el torneo) y Marcelito Romero quien no pudo contener su ira cuando un gallego le escupió el asado.

El partido fue malo.

Argentina se defendió y le dejó la tarea a Dani Redrado de meter una contra y sorprender a Mozzarella Morasutti. Entonces los ponjas, faltos de creatividad, aburrieron a toda la concurrencia. Mire como habrá sido de aburrido que ni Marcelito Tellone soltó ni una sola de sus carcajadas barriales (según un experto que pudo aportar datos a este corresponsal, su risa tiene un alcance de 10 km 2, en condiciones climáticas normales).

Monótono.

Todo se destrabó en una jugada de dudoso fair play. Tiro libre para los nipones. Los argentos dejan distancia y permiten una jugada rápida que termina en la red. 1-0.

Mal jugado.

En ese letal aburrimiento y ya en el segundo tiempo sobrevino el segundo gol argentino.

Pésimo encuentro.

Casi sobre el final en una corrida cambiaria de Redrado la Argentina pudo descontar y ponerse a tiro. Es más, a partir de ese momento le diría que el partido pasó de ser muy aburrido a bastante aburrido porque parecía que el empate estaba al caer.

Feo.

Así terminó sin que nada más sucediera.

Resultado final Japón 2 – Argentina 1.

Los pocos asistentes del encuentro presentaron una nota de queja ante la Comisión. Indicaron dos motivos: El dolor de ojos que les causó el encuentro y especialmente la ausencia de la mística de Richard y sus toperolas.

En una tiránica reacción la Comisión retiró todas las bondiolas de la parrilla.

Una jornada para olvidar.

Pd. Dicen que dicen que Amenabar atajó dos penales y convirtió el suyo para que Alemania llegara a la semifinal: ¿Será el momento de los carteles electrónicos?

Fiesta PFE

Como todos los años, el viernes 9 de Noviembre se realizará la Fiesta de Cierre del PFE 2018.

Vayan agendando la fecha, la idea es que vengan con sus mujeres a despedir un nuevo año del PFE. Tendremos banda en vivo, coronación de los campeones, entrega de premios, sorteos y mucho más!

  • Lugar: Salón AMEX del colegio (entrada por Maure)
  • Hora: 21 hs
  • Valor de entrada:
    • Anticipadas: Caballeros $200, Damas Gratis
    • En la puerta: Caballeros $250, Damas Gratis

Los esperamos a todos!

El Comité

PlayOff Mundial PFE 2018

El Mundial PFE 2018 está ingresando en zona de definición y acá te mostramos como se darán los cruces de PlayOff, tanto en la zona World Cup (ronda ganadores) como en la Milk Cup (ronda perdedores) y la programación (canchas, turnos, planilleros, kiosko y parrilla) de los partidos de esta instancia final.

En la sección TABLAS encontrarás las llaves de los PlayOff actualizadas.

PlayOff Zona World Cup

 

PlayOff Zona Milk Cup

 

Cronograma PlayOff (canchas, turnos, planillas, kiosko y parrilla)

Éxitos para todos los seleccionados!

El Comité

Mi primera vez…

Crónica de una primer temporada en el PFE.

Comienzo este breve relato con una profunda confesión: nunca en mi vida formé parte de un equipo que disputara un campeonato de una forma más o menos regular. Mi relación con la práctica de fútbol consistía en partidos esporádicos con mis compañeros de trabajo. Cuando les comenté a mis amigos que, a partir de la insistencia de mi esposa, me anoté en un campeonato su respuesta al unísono fue: “los únicos con los que podes jugar es contra Los Murciélagos, muerto”; “no hagas pasar vergüenza a la nena”, etc. A pesar de esta arenga motivadora digna de una charla TED, un nulo hándicap y una larga inactividad, desempolvé los cortos que afortunadamente me entraban para ir a los partidos de pretemporada.

Después de anotarme e intercambiar un par de mails con el Comité para dar teléfono de contacto en caso de emergencia y obra social, (cuestiones bastante lógicas pensé) mi primera impresión cuando llegué al predio fue ¿Qué hace tanta gente acá y no juega? A medida que avanzaron los minutos del partido, después unos necesarios trabajos regenerativos y el obligado cambio de aire, pude responder a mi pregunta inicial. Toda esta gente estaba por algo más allá del mero partido, el fútbol era sólo el puntapié inicial que creaba un espacio de integración y amistad que se parece bastante al capítulo de los Simpson donde Homero se une a la cofradía de los Magios, (si estuviste secuestrado por un comando islámico, las FARC o tu suegra durante los últimos 30 años te recomiendo que lo busques y veas. El capítulo se llama “Homero el grande” y es el número 12 de la 6ta temporada correspondiente al año 1995 y fue elegido el segundo mejor capítulo de la historia de la serie según La Nación https://www.lanacion.com.ar/2177333-los-diez-mejores-episodios-treinta-anos-los).

Volviendo a mis impresiones, un gran grupo humano con muchas ganas de pasarla bien en torno a una cancha y una parrilla como escusas. Ese sería el común denominador que amalgama todos los jueves a más de 100 personas y que me transforma en la envidia de mi esposa (su segunda aparición en el relato) debido a la popularidad que adquirí en el colegio por el bendito fútbol.

Más allá de los resultados deportivos y lo lejos que lleguemos con nuestro gran equipo al final del campeonato, lo que pude apreciar en la que considero mi primer temporada de muchas dentro del PFE, es el valor humano que nuclea a todos los integrantes, un valor que trasciende entre goles y bondiolas.

Que no se corte.
César Russo (jugador de México)