Crónicas de la 13

Se jugó la Fecha 13 del Mundial PFE 2018 y nos acercamos al receso invernal. La parrilla le tocaba al equipo de México (foto) y muchos esperaban tacos y enchiladas. Por el contrario, sorprendieron sumando a las habituales bondiolas provista por El Comité otros cortes de carne, cebollas caramelizadas, berenjenas al escabeche y otras delicias que los players devoraron. Gran trabajo de los aztecas en la parrilla!!!

 

FECHA 13 (Por El asesor Pirincho)

Y el invierno se vino con todo. Subiendo la barranca de Maure despacito, para no lesionarse, a este cronista se le congelaban los pocos pelos que le quedan. Para colmo la orden de los jeques era tajante: ignorar la ola polar y cubrir el cotejo entre Nigeria y Arabia en la cancha 1, bien lejos del calorcito de la parrilla, donde arrecian los vientos huracanados.

Por un resquicio entre tanto buzo, bufanda, camiseta térmica y gorro de lana se alcanzaba a atisbar un trabado match preliminar entre Alemania y México, que finalmente obtuvieron los germanos luego de un primer tiempo parejo. Mientras se preparaban los equipos, la expectativa era grande: el fútbol total de los saudíes versus la defensa atlética de los africanos, grandes figuras del balompié de ambos lados y dos combinados con estilo bien definido que saben a qué juegan.

A la hora señalada “Yo, Claudio” pitó el inicio. Con Chiquito Goñe en la valla, los diez pulmones de Binner y Alberione y el aporte disciplinado de Serra, Ortiz y “el otro” Diez, Nigeria salió a cubrir espacios, marcar bien juntitos, administrar la pelota y construir una muralla para que choquen los rivales. Sabedores de la peligrosidad y el oficio de los africanos, los árabes igualmente resolvieron presionarlos y salieron a la cancha con su capitán en la meta, “Cafú” Cybulka y el mastín Pato Schmidt en la zaga, el astro Van der Heyden al medio y Pancho Amieiro bien de punta –como le gusta a Latorre.

El primer tiempo comenzó con ritmo electrizante. Los árabes presionaban buscando imponer su toque y los nigerianos no se quedaban atrás, marcando y saliendo de contra. Las intervenciones de los guardametas mantenían la paridad hasta que el maratónico Alberione logró filtrarse en la defensa saudí y marcar el 1-0. Pero antes de que las gradas pudieran reponerse Van der Heyden empató con un remate cruzado y luego, en una entrada con destino de gol, fulminó de un pelotazo el rostro del cancerbero Goñe, que debió retirarse momentáneamente. Y entonces, en ese preciso instante, Eduardo González García se convirtió en héroe: se calzó los guantes sin complejos y al mejor estilo Hugo Orlando Gatti en su partido despedida, economizando movimientos con sabiduría, tapó todo lo que le tiraron y logró mantener la valla intacta hasta el retorno del guardavalla titular. Con las entradas de los árabes Lanari y Grassi el trámite retomó su furiosa dinámica: The Flying Dutchman ensayó una maniobra acrobática que coronó con un espectacular bombazo al ángulo, y minutos después Ortiz consiguió el 2-2 entrando solo por izquierda al mejor estilo Neymar.

En el entretiempo las hinchadas se preguntaban si los jugadores podrían mantener semejante ritmo. Y vaya si lo hicieron: corridas, atajadas, palos, travesaños, remates de media distancia, trabadas que se escuchaban hasta Luis María Campos y el referí ignorando un penal a Van der Heyden más grande que el Hospital Militar no dieron descanso a la platea. Los árabes atacaban y los nigerianos contragolpeaban mientras Binner, Alberione, Lanari y Van der Heyden competían para batir récords de ubicuidad. A velocidad más humana, Grassi, Cybulka y Schmidt mordían y pasaban al ataque. Lanari marcó el tercero en una combinación supersónica, pero segundos después Binner aprovechó una mala salida de los árabes para empatar el marcador y, faltando escasos minutos, incluso logró el cuarto con una gran gambeta al arquero. “¡A la carga Barracas!”, gritaban los jeques. Los nigerianos se amontonaban delante de un Goñe que revolcaba su vasta humanidad hacia todos lados, mientras los palos devolvían una y otra vez los pelotazos árabes y los defensores multiplicaban sus esfuerzos. Pero no pudieron evitar que un rapto de lucidez de Amieiro colocase el balón en un palo sellando el 4-4 final. Los últimos minutos estuvieron a la altura del resto, con los goleros evitando el desequilibrio y los espectadores al borde del infarto.

Fue un partidazo vibrante, febril, emotivo, con resultado cambiante, en el que este cronista cree que ambos teams salieron satisfechos: los nigerianos, porque fueron los primeros en sacarle puntos a un duro rival que venía invicto, y los saudíes porque empataron un partido complicado que merecieron ganar pero también pudieron haber perdido. Mientras se escuchaban a los lejos los gritos de gol del candidato croata, los espectadores salieron doblemente colmados: de fútbol por el gran esfuerzo de nigerianos y árabes, y de bondiolas y lomitos por la excelente parrilla de Bitz y sus aztecas.

Se vino el invierno con todo. No queda otra que agachar la cabeza, esperar que pase el frío, rezar para que Brasil no salga campeón y Sampaoli se vaya a dirigir Islas Faroe.